La espada es como un pajarillo: si la asís demasiado fuerte, la estranguláis; si demasiado floja, escapa volando.
Quien a éstas alturas aún no haya visto Scaramouche (1952) ya está tardando en buscarse una copia. La cita anterior es un destilado estupendo sobre la esgrima que el maestro enseña a André Moureau (Stewart Granger) como primera lección. Suelo recordar esa frase cada vez que agarro un bokken.
En el dibujo sucede algo similar. Un agarre demasiado firme del instrumento conduce a un doloroso agarrotamiento de los músculos y a que las líneas transmitan una tensión que no siempre es buena. Hace mucho tiempo, recuerdo asir el lápiz o el rotulador muy cerca de la punta, con los dedos muy firmes, como al escribir. Ello produce líneas muy definidas y precisas pero excesivamente cortas. No me resulta posible trazar así más que una línea de 2 ó 3 centímetros de longitud. En ese sentido, el uso de un Pentel me ha ayudado a soltar el agarre y conseguir líneas más amplias y fluídas. Probadlo.